CUSCO, la nueva capital gastronómica

 

Cusco se ha transformado con los años en la parada obligada para todos los viajeros con destino al Valle Sagrado y Machu Pichu, con el afán de llegar a una de las maravillas del mundo pasamos por alto a la Gran Capital del Imperio Inca. Declarada Patrimonio de la Humanidad en la década de los ochenta, esta majestuosa ciudad combina arquitectura, gastronomía e historia como ninguna otra en el Perú.

 
 

PRUEBA TRADICIÓN…

Comienza en el mercado de San Pedro, cuyos vendedores ofrecen productos nativos como mazorcas multicolores, papas en variedades que no sabías que existían y los legendarios huaytampo: larvas negras, ingrediente de guisos y pizzas, sólo para aventureros.

 
 

Haz una parada en una cocina tradicional con horno de barro, para probar el chicharrón en una salsa de maíz dulce llamada mote, y el timpo, sopa de res y cordero.

En el centro, llega a La Quinta Eulalia, es una buena oportunidad para probar la cocina casera auténtica. Son obligados el chile rocoto y la trucha, rellenos de queso andino.

Santa Cata ofrece una cena buffet con un renombrado espectáculo de música y bailes tradicionales.

Pachapapa, un sereno patio lleno de cerezos en el bohemio barrio de San Blas, logra, con la brocheta que da nombre al local, un resumen perfecto de la gastronomía cusqueña, pues combina alpaca, queso andino, rocoto y papa.

SABORES A LA VANGUARDIA…

Cocina regional con un toque fusión: en el Café MAP del Museo de Arte Precolombino se mezclan los ingredientes tradicionales de toda la vida con elementos y técnicas de otras cocinas. Sirven, por ejemplo, capchi de setas y canelones de quinua roja y trufa blanca. El Paititi, en un edificio colonial de la Plaza de Armas, ofrece cursos-degustación del platillo nacional: ceviche o “seviche” (si tomamos su procedencia quechua siwichi, una cultura que floreció en Perú y quiere decir pescado fresco o tierno), lo encontrarás maridado con pisco en su mejor versión.

Al sur de Cusco hay ruta alternativa que comienza en el poblado de Saylla, famoso por su chicharrón, y que termina en Lucre, una laguna cristalina donde se comen deliciosos patos y truchas. Entre ambos se encuentra Oropesa, aldea legendaria por su pan chufa, el más delicioso del Perú, elaborado con el agua de una montaña sagrada.

En Cusco tendrás la opción de probar sabores auténticos de la ciudad pero también la mezcla internacional de diferentes culturas que han intervenido en la elaboración de exquisitos platillos que no te puedes perder. Hospédate en este maravilloso lugar.

 

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