Al pensar en la capital mundial del entretenimiento, lo primero que aparece en nuestra mente son luces nocturnas y marquesinas muy coloridas. Sin embargo, hay una cara de Las Vegas que, aunque no sea la más popular, podemos decir que se trata de un auténtico tesoro de la naturaleza.
A tan solo unos pasos de la ciudad de las luces te verás rodeado por el desierto y sus misterios. Luego de un trayecto de 45 minutos llegarás a las minas de oro del Mojave, donde guías expertos te conducirán por profundos túneles llenos de leyendas, y podrás moverte en kayak por cuevas sumergidas. Pero si buscas aventura y un poco de aislamiento, el Gran Cañón del Colorado te espera a cuatro horas en automóvil.
Estarás frente a un paisaje lleno de formaciones de roca rojiza, labradas por el río Colorado durante millones de años, alcanzando una longitud de 450 kilómetros de largo y una profundidad que en algunos puntos llega a los 1,600 metros. Hay diversas maneras de recorrerlo: en bote por el río, en camioneta, a lomo de burro o a bordo del Grand Canyon Railway, un tren que sale del pueblo Williams, cercano al cañón.
Pero sin duda la mejor experiencia es el recorrido en helicóptero o avioneta, que parte desde Las Vegas. No importa el medio que elijas para recorrerlo: en todos los casos gozarás de vistas inolvidables, sobre todo al atardecer. Corona esta experiencia atreviéndote a caminar sobre el Skywalk, una pasarela de piso de vidrio que puedes recorrer mientras miras el precipicio bajo tus pies.
Ya sea que te animes a conocer este otro lado de Las Vegas solo o acompañado, te recomendamos revisar las diversas opciones que en RCI tenemos para ti aquí y descubre por qué vivir unas vacaciones en este destino es más que un golpe de suerte.