¡Río de Janeiro es un destino imperdible!

 

Brasil es sinónimo de alegría, de vida en movimiento, cultura e historias pasadas, presentes y futuras. Conocerlo es uno de los propósitos para cualquier persona que ama viajar, tomar fotografías, aprender cosas nuevas y asombrarse con el estilo de vida de otras comunidades, especialmente si hablamos de Río de Janeiro.

A continuación, te platicaremos sobre distintos destinos y experiencias únicas que hacen del estado fluminense, una belleza a nivel mundial.

¡Con amigos es mejor!

El cerro del Pan de Azúcar es un espectacular pico monolítico, casi sin vegetación, que se alza directamente sobre el Océano Atlántico como parte de una península.

De los muchos morros que hay en la ciudad, Pan de Azúcar es el único con estas características, dándole un encanto incomparable y permitiendo que, desde su cima, a 396 metros de altura, se tengan vistas privilegiadas de Río de Janeiro y la Bahía de Guanabara. Este turismo de aventura es perfecto para disfrutarlo con esos grandes amigos viajeros, para crear cientos de recuerdos juntos.

Sin duda alguna, después sería obligatorio visitar Copacabana. Conocido como la Princesinha do Mar (Princesita del Mar), hablar de este barrio particular es hablar de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.

El barrio de Copacabana está paralelo a la costa y quien piensa en Copacabana piensa forzosamente en su famosa playa, donde hay hermosas mujeres de piel tostada y hombres atléticos jugando al fútbol, todos disfrutando del sol y del mar.

Además, tiene varios antecedentes sobre filmaciones, como el Copacabana Palace Hotel, donde dieron grandes pasos de baile Fred Astaire y Ginger Rogers, en 1933, cuando filmaron Flying Down to Rio. A su vez, Orson Welles y su novia mexicana Dolores del Río vivieron en el hotel los ocho meses de rodaje de It’s All True (1942).

 
 

¡Cada barrio es único!

Conocer en grupo los distintos barrios de Río es ideal, ya que podrás encontrar rincones súper Instagrameables para tomarte unas fotos increíbles.

Lapa es quizá la zona de Río de Janeiro que mejor representa el espíritu de la cultura carioca. Sin embargo, siempre que pensamos en este barrio pensamos en bohemia, samba y animada vida nocturna. También es el punto de encuentro de los amantes de la música que se juntan en la renovada Sala Cecilia Meireles, la mayor sala de conciertos de cámara de la ciudad.

Por su parte, así como el barrio de Lapa encarna el espíritu de la bohemia carioca, el barrio de Santa Teresa es la cúspide de la intelectualidad y el arte de Río de Janeiro.

Lo que ahora es un barrio turístico, con hoteles y restaurantes encantadores, fue alguna vez un barrio burgués, donde las clases acomodadas de la sociedad carioca encontraron refugio y que en lo alto disfrutaban de un clima agradable, mucho más suave en verano que en las costas bajas de la ciudad. El Convento de Santa Teresa es el principal punto de referencia y se llega subiendo los coloridos escalones de la escalera de Santa Teresa, más conocida como la Escalera de Selarón.

Como en el caso de Ipanema y Copacabana, a lo largo de la playa de Leblon hay una ciclovía en perfecto estado, donde es común ver gente en bici, patinando y corriendo. Es increíble hacer un paseo guiado en bicicleta por esta playa y recorrer los principales atractivos turísticos acompañado de tus mejores amigos. Al final de la playa, hay un pequeño morro en cuya cima está el Mirante de Leblon, uno de los muchos miradores de Río, donde se tienen muy bonitas vistas de toda la avenida, de las playas de Leblon e Ipanema, de la Pedra do Arpoador y del pequeño archipiélago que está justo frente a la playa.

 
 

¿Quién no ha escuchado “La chica de Ipanema”?

“Olha que coisa mais linda mais cheia de graça
É ela menina que vem que passa
Num doce balanço caminho do mar”

Así empieza una de las canciones de Bossa Nova más famosas a nivel mundial, con letra de Vinícius de Moraes y música de Antônio Carlos Jobim. Helô Pinheiro fue la musa que inspiró esta melodía, que tiene como escenario Ipanema, cuna de una de las playas más frecuentadas de Río de Janeiro y el lugar de nacimiento de este ritmo conocido globalmente, el Bossa Nova. La piedra de Arpoador es famosa porque todas las tardes llegan decenas de personas que se ubican en sus diferentes alturas para disfrutar el espectáculo de la puesta del sol. Imposible visitar Río de Janeiro sin participar por lo menos una vez de este maravilloso ritual al atardecer.

¡La cereza del pastel es el Cristo Redentor!

Ver por primera vez la impresionante imagen del Cristo Redentor del Corcovado, es sin lugar a dudas, una de esas experiencias que aceleran el corazón y quedan marcadas en la retina para siempre. No sólo es la escultura Art Decó más famosa del mundo, sino que desde 2007 es una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, un título que se merece y mucho. Sus medidas son simplemente increíbles: la altura del Cristo Redentor es de 30 metros y pesa aproximadamente unas 1.200 toneladas. Se levanta majestuoso sobre un pedestal de 8 metros de alto, justo en la cima del Cerro del Corcovado, a 710 metros sobre el nivel del mar, dentro del Parque Nacional de Tijuca. Sin duda, es una experiencia digna de vivir con amigos en un viaje por sudamérica.

 
 

Río de Janeiro tiene de todo, lugares fascinantes, cultura que impresiona y una historia llena de momentos únicos, que funcionan como inspiración para que te tomes miles de fotografías con aquellos que más quieres en la vida. Disfruta tu viaje a este maravilloso destino con algunas de las opciones de hospedaje que RCI tiene para ti dando clic aqui.

 

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